Ayer tuve uno de los mejores días dentro de mi trayectoria como representante estudiantil. Recibí lo siguiente de 8 personas que asistieron al V Congreso de Educación Médica en un viaje organizado por el Consejo de Estudiantes de la Facultad de Medicina de la UEx:
No es sólo porque el día anterior fuera mi cumpleaños ni porque me hicieran un regalo, sino por el reconocimiento a un trabajo bien hecho. Aunque a veces no obtengamos los resultados que nos gustarían, siempre se intenta hacer lo mejor posible.
Muchas veces me han preguntado por qué lo hago, por qué dedico tantas horas a intentar defender los derechos de mis compañeros... Porque se lo merecen. Mis compañeros se merecen la mejor formación, el mejor trato en sus prácticas clínicas, una enseñanza de calidad.
Tengo la suerte de pertenecer a una universidad en la que la voz de los estudiantes es escuchada en todos los órganos de gobierno de la misma, aunque no siempre nos hagan caso. La consecuencia de ello es que poco tiempo después se tienen que poner parches y en muy pocas ocasiones se llega a poner una verdadera solución, es decir, llegar a la raíz del asunto.
Estos años como representante me han servido también para madurar como persona. He aprendido a desenvolverme en diversos ámbito y a desmitificar algunos cargos. Cuando conoces a unos cuantos, te das cuenta de que algunos de ellos siguen siendo personas. Sí, sólo algunos porque otros han preferido quedarse en su pedestal.
La semana pasada, del 11 al 14 de abril, se celebró la LXVII Asamblea General del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina. Éstas fueron mis últimas jornadas. Sin duda, lo mejor de estos años han sido las personas a las que he tenido la grandísima suerte de conocer. Amigos a los que ves cada 6 meses y con los que sigues manteniendo el contacto, a pesar de estar a cientos de kilómetros de distancia.
Por lo tanto, la respuesta a la pregunta es SÍ. Merece la pena, y mucho.
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