miércoles, 29 de agosto de 2012

Hay muchas formas de matar

Hay muchas formas de matar

Te pueden matar de muchas formas. Hay muchas formas de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Pueden pegarte un tiro en la nuca. Pueden reventar el tren en el que vas a trabajar. Secuestrarte e "irse de la mano". Quitarte el pan. Llevarte al suicidio. No curarte una enfermedad. Hay muchas formas de matar. Algunas están prohibidas en España.


El día 1 de septiembre de 2012 se añadirá una forma legal de matar en España. El 1 de septiembre de 2012 se negará la atención sanitaria ordinaria en los establecimientos públicos a los extranjeros mayores de 18 años no registrados ni autorizados como residentes en España (salvo en caso de embarazo, parto y puerperio). Se autoriza su atención de urgencias por enfermedad grave o accidente.

El Gobierno de España sostiene que no puede pagar esa atención a enfermos "no urgentes" y con ello condena a la muerte a los enfermos crónicos del colectivo de extranjeros mayores de 18 años no registrados ni autorizados como residentes en España. Muerte por SIDA, por ejemplo. Muerte por cáncer. Muerte por falta de insulina. Muerte por falta de diálisis renal. Muerte sin consuelo en el paciente terminal. Muerte por tuberculosis. Suicido del esquizofrénico por  falta de medicación. Muerte por enfermedades crónicas que requieren tratamiento vital. Sufrimiento y muertes "legales" en España.

No será el Gobierno ni ningún parlamentario, ni político alguno del PP el que ejecute a los extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en España. El Gobierno espera que los profesionales sanitarios cumplan la función de verdugos que les ha asignado, por Ley. Los administrativos, enfermeras, médicos, farmacéuticos y otros que ofrecen servicios sanitarios imprescindibles para vivir matarán por negación de atención a los extranjeros mayores de 18 años no registrados ni autorizados como residentes en España. El Gobierno de España dice que "hay que cumplir la Ley", pero no da instrucciones concretas por escrito, pues se podría acusar ante la Justicia al que las firmara de "denegación de auxilio", y puede llegar a la "omisión del deber de socorro".

El Gobierno de España dice que no se puede objetar la Ley que convierte en  verdugos a los profesionales sanitarios. Pero tolera la objeción contra el aborto voluntario, legal en España. "Esa es otra cuestión" dicen; "es vida" dicen. ¿Qué hilo se rompe al cumplir los 18 años para que cese el derecho la vida?

El Gobierno de España, mientras tanto, deja de cumplir con sus obligaciones y hace dejación de sus funciones y no carga a los sistemas sanitarios de la Unión Europea los servicios que se presta a sus ciudadanos, en cifra que ronda los 500 millones de euros. Son también extranjeros, pero "de los nuestros". No hay que matarlos, está prohibido (y tienen quien los defienda).


El Gobierno de España dice que "no puede atender a la población del mundo entero", pero no permite matar dejando sin atención urgente por enfermedad grave o accidente a los extranjeros no registrados ni autorizados como residentes en España. Sería demasiado evidente, se podrían hacer fotografías, entrevistas, relatos y habría un escándalo mundial. Hay formas y formas de matar.


El Gobierno de España lo forman políticos del PP y lo apoyan parlamentarios del PP, con mayoría absoluta. Quienes votaron al PP nunca pudieron imaginar que iban a ser "cooperadores necesarios" de muertes,  nunca  nadie les anunció  que  serían  "cómplices"  de  quienes matan con  una  nueva legislación, negando tratamientos.

El PP es un partido demócrata-­cristiano que defiende una Europa de valores, unida, abierta, más humana y que abraza la diversidad. Cuesta creer que cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria pueda decir a los parlamentarios y políticos del PP: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me distéis de beber; era forastero y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y vinisteis a verme". Contribuyen a avivar las llamas del infierno en la Tierra, cuesta creer que lo hagan en nombre del Hijo del Hombre.


No hay ahorro, sino negación de atención. Los extranjeros mayores de 18 años no registrados ni autorizados como residentes en España pagan los impuestos de todos los bienes y servicios que consumen (al llamar por teléfono a su país, al comprar pan, al utilizar el transporte público, etc). Esos impuestos cubren parte del gasto sanitario, no se les regalaría casi nada. Pues, además, consumen menos recursos que los nacionales y muchos menos que los extranjeros de la Unión Europea.


Los extranjeros mayores de 18 años no registrados ni autorizados como residentes en España podrán ser donantes de órganos, pero no podrán recibirlos. ¿Los queremos para eso, para que mueran y extraerles los órganos?


Hay muchas formas de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Pueden pegarte un tiro en la nuca. Pueden reventar el tren en el que vas a trabajar. Secuestrarte e "irse de la mano". Quitarte el pan. Llevarte al suicidio. No curarte una enfermedad.


¡Caigan sobre las cabezas de los políticos del PP la sangre y el sufrimiento de tantos que sufrirán y morirán por aplicación del Real Decreto Ley 16­/2012!



[Texto  elaborado  por  Juan  Gérvas,  médico  general,  Equipo  CESCA,  Madrid  (España),  Doctor  en  Medicina. jgervasc@meditex.es www.equipocesca.org A partir de una poesía de Bertold Brecht. Se ruega su difusión. Se puede "colgar" en páginas y bitácoras (blogs) sin pedir permiso ni notificar al autor.]

jueves, 23 de agosto de 2012

sábado, 11 de agosto de 2012

Diferentes e iguales: ¿por qué no podemos ser ambas cosas?

Hacía tiempo que quería hablar sobre este tema; pero nunca he encontrado el momento para empezar ni la forma de hacerlo.

Los últimos artículos en Diario Médico sobre la feminización de la profesión médica han causado bastante revuelo:

Contando además con otro artículo en El País y la polémica suscitada en torno a la Asociación Española de Pediatría (AEP):
La feminización, en mayor o menor medida, de las diferentes profesiones es un hecho. La mujer se ha ido incorporando poco a poco al mundo laboral. ¿Por qué destaca tanto? Como tradicionalmente se le ha restringido este acceso, las mujeres saben que están en el punto de mira y que continuamente están siendo evaluadas. Es por ello que invierten más en formarse lo mejor posible para que se dude de ellas lo menos posible.
¿Por qué levanta tantas ampollas? Porque aún seguimos viendo diferencias entre hombres y mujeres en vez de ver personas cualificadas o no para el ejercicio de cierta profesión. Personalmente, me da exactamente igual que la persona que ejerce una determinada función sea hombre o mujer, lo que verdaderamente me importa es que esa persona haga bien su trabajo.

Pero la lucha no finaliza aquí, sino que también la tenemos en el diccionario. Y es que no me gusta la palabra médica. Me suena mal. No es que yo prefiera que me digan cocinero o conductor (que en realidad me da bastante igual), es que simplemente es una palabra que no me entra por el oído. Que me llamen médico o médica no va a hacer que me sienta más o menos mujer. No me molesta ni me parece una falta de respeto o un insulto. Quien lo prefiera, puede llamarme médica; pero a mí me seguirá rechinando en el oído...

Como siempre, todos los extremos son malos. No simpatizo ni con el feminismo ni con el machismo. La discriminación positiva también es discriminación y no me parece bien que haya que dar facilidades a las mujeres porque sí. Tampoco me gusta la paridad. Creo que este tipo de medidas favorecen aún más la desigualdad porque ahondan en el pensamiento de que seguimos siendo diferentes a la hora de acceder a un puesto de trabajo. Pienso que uno debe ganarse el puesto y que la persona que tiene que ocuparlo es aquélla que esté mejor formada para desempeñarlo adecuadamente. Obviamente, soy consciente de que no todo el mundo piensa así, de que hay personas que aún piensan que el hombre es superior a la mujer (¡y viceversa!) y de que no se nos trata como iguales; pero hay que saber convivir con ello porque es inevitable que exista este tipo de pensamiento y más cuando, como he comentado antes, se promueven medidas, en mi opinión, feministas.

Los cambios han de sucederse poco a poco. El rechazo a los mismos es algo normal, por lo que si intentamos hacerlos de golpe, fracasaremos estrepitosamente. Sin embargo, estoy segura de que pequeños gestos diarios nos reportarán un mayor beneficio... "Sin prisa; pero sin pausa" :)
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